Lo he estado pensando mucho, tal vez demasiado.
¿Qué demonios haré con este blog después de todo este tiempo de total silencio? Pero sobretodo, después de un tremendo descubrimiento que me llegó como un madrazo para cambiar mi vida para siempre.
Por mucho tiempo estuve procesando esto en mi mente y pensé no tener las agallas de enfrentarlos a todos uds. los seguidores del blog. Pero finalmente entendí que una de las lecciones más duras que nos enseña la vida es la de dejar ir cuando llega el momento de hacerlo y por amor a uds. y a su bienestar, ha llegado el momento de decirles la verdad que he estado callando todo este tiempo por temor a cómo fueran a reaccionar.
Sé que es mucho mejor ser honesto como lo he venido siendo desde el primer día en el que posteé mi primer escrito en este blog hace casi 5 años. No importa si muchos se molestan y se sienten defraudados, desconcertados o engañados y deciden irse de aquí, al menos los que llegaron por mero morbo seguramente se iran y eso está bien.
Dicho todo esto aquí voy, a arrojar la bomba… A FINALES DEL AÑO PASADO PERDÍ POR COMPLETO MI DIAGNÓSTICO DE ASPERGER.
Resulta que nunca tuve Asperger. Se me dio el diagnóstico, pero al final fue un diagnóstico erróneo, incompetente y mal fundamentado, pero sobretodo fue algo muy duro, muy confuso y difícil de asimilar una vez pasado el alivio inicial del nuevo diagnóstico y de concluir un proceso de reevaluación mucho más completo, largo y fino que me llevó a mi verdadero diagnóstico, pero que también descartó por completo el diagnóstico que había vestido por años hasta el punto de hacerlo parte de mi identidad y de quién soy.
Yo al igual que muchos de ustedes me sentí engañado y defraudado del sistema de salud mental que en su momento me dio un diagnóstico erróneo que a la mera hora nunca tuve.
Yo también por un micro momento me sentí enojado/ encabronado con todos los/las profesionales de la salud mental que fallaron por completo al darme un diagnóstico correcto y me dieron un tratamiento que a la mera hora no fue nada certero.
En los días posteriores me sentí un verdadero fraude al ver como más y más personas llegaban al blog buscando desesperadamente un consuelo o guía en todo lo que he escrito para no sentirse tan solos en toda esta odisea que conlleva tener un cerebro neurodivergente.
Yo también sentí que me vieron la cara de pen…sante, pero al final de esos pensamientos negativos de vergüenza y desconcierto recordé algo. Recordé el verdadero propósito que me llevó a iniciar este blog.
Y nunca fue el de ganar seguidores…
Los que han logrado soportar el desengaño hasta este punto les agradezco profundamente y también les comento que no, tampoco soy neurotípico, de eso estoy a mares de distancia de serlo… ¡GRACIAS A DIOS!
Mi verdadero diagnóstico terminó siendo el mismo diagnóstico que rechacé y rechazaron desde un principio el primer grupo de personas con bata blanca que me trataron durante la infancia.
Es un diagnóstico que nunca pensé que en la edad adulta terminaría encajando como un guante y terminaría explicando TODAS Y CADA UNA de las cosas que se me dificultaban y que siempre se me habían dificultado.
Ese diagnóstico que aventé muy muy lejos y años después cogió todo el impulso para repuntar y golpearme hasta dejarme completamente noqueado y de paso mandar el diagnóstico de Asperger hasta la siguiente galaxia es nada más y nada menos que el de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
Ahora bien si nos ponemos a analizar con cautela y objetividad mi nuevo diagnóstico no es algo tan alarmante ni desacertado en realidad. El TDAH es algo así como el primo hermano del asperger en varios aspectos. Ambos presentan déficits en las funciones ejecutivas, ambos presentan incompetencias sociales, problemas sensoriales y problemas para controlar los impulsos.
De hecho ambos se parecen tanto, que los casos de uno siendo diagnósticado como el otro y visceversa pululan a niveles verdaderamente desconcertantes y para complicar la cosa todavía más hay ocasiones en las que las dos condiciones ocurren al mismo tiempo.
Parece ser que los profesionales de la salud siguen sin poder distinguir la fina línea entre uno y otro así que todavía no se sabe a ciencia cierta en dónde termina el TDAH y empieza el Asperger.
En mi caso nunca de los jamases había sido tratado por un psiquiatra, todas las evaluaciones habían sido hechas por neurólogos (incluyendo la del asperger) y después de esto entendí la verdadera importancia de ser evaluado y tratado por uno que sea realmente competente en lo que hace, pero eso es gasolina para otra entrada.
Esto también significó empezar a tomar medicina (drogas) para tratar el TDAH, algo que nunca había hecho en mi vida, al menos no de una forma tan contundente y constante.
Esto lo digo porque hay veces sino es que la mayoría en que la única forma de saber si se es Asperger, TDAH o ambos es iniciar el tratamiento y ver qué ocurre.
La mayoría de los aspies que fueron inicialmente maldiagnosticados o diagnosticados con el puro TDAH primero suelen reaccionar muy negativamente a la medicación estimulante del TDAH o los síntomas del TDAH mejoran pero otros más, los del asperger, se empiezan a notar con mayor facilidad.
En pocas palabras esto es un proceso de descubrimiento que nunca para y está en constante evolución como la vida misma.
Nada es estático y todo siempre se mueve para ir al lugar al que tiene que estar y entendí que la salud mental es eso, SALUD al fin de cuentas. Más que la etiqueta, el ser diagnosticado con alguna enfermedad o condición mental es solo el primer paso para un nuevo proceso que puede y debe de mejorar nuestra calidad de la vida no solamente ser una simple etiqueta que vistes y la presumes y restriegas a medio mundo para sentirte único y diferente.
Tiene que existir una simbiosis entre esos dos aspectos y supe que el propósito de este nuevo diagnóstico es algo que yo deliberadamente busqué no solo para tener una etiqueta o explicación del porqué mi cerebro hace las cosas raras que hace
Cabe aclarar que el proceso de reevaluación fue una decisión completa y totalmente mía que tomé después de estar años trabajando duro en terapia y luego en coaching para personas asperger y ver muy minúsculos o casi nulos resultados en mi mejoría. En pocas palabras, ME ESTANQUÉ Y EMPECÉ A VENIRME PARA ABAJO DE NUEVO.
El año pasado fue el más duro para mí en ese aspecto, toqué fondo y me empezaron a pasar cosas que no encontraban respuesta alguna en el asperger y nadie conocido tenía la solución.
Llegué a ser preso de ataques de pánico que me dejaban tumbado en la cama, con taquicardias e incapaz de moverme. Mi ansiedad se me disparó hasta el techo y empecé a tener problemas de sueño hasta llegar al punto de ser incapaz de dormir más de 3 horas. Mi sensibilidad a los ruidos estuvo peor que nunca.
Empecé a tener sudores en las manos y los pies por la misma ansiedad junto con la sensación de cientos de alfileres clavándose en mis manos, todo esto acompañado de una total incapacidad de concentrarme en cualquier cosa.
Pero lo que de verdad me preocupó al grado de decidir pedir ayuda fue que me empecé a accidentar con mayor frecuencia e intensidad y que mi memoria se deterioró al punto de tener una conversación con quien fuera y ser totalmente incapaz de recordar los detalles de la conversación segundos después de haber terminado o el hecho de no recordar al siguiente día absolutamente nada de lo que hice el día anterior.
Fue así como decidí buscar ayuda para iniciar mi reevaluación mental, porque ya no podía seguir viviendo más en ese infierno. El proceso de mi diagnóstico también fue largo y extenso (duró un mes) y trabajaron una neuropsicóloga en conjunto con una psiquiatra pero escribiré con mayor detalle de eso en otra entrada. (PORQUE ENTIENDO QUE A ESTE PUNTO YA ME EXTENDÍ DEMASIADO).
El diagnóstico me lo dieron en Noviembre y a los pocos días empecé con la medicina (metilfenidato de liberación prologada) dos meses después de estar con el tratamiento y solo puedo decir que, me cambió la vida. Todos mis síntomas de ansiedad, insomnio y procesamiento sensorial me mejoraron con un mundo de diferencia. Me he vuelto mucho más fácil de tratar, estoy mucho más tranquilo y en control de mi mente como nunca antes lo estuve y lo mejor de todo es que las relaciones que otrora se dañaron por mis síntomas de mi TDAH sin tratar las pude reparar y ahora están mejor que nunca.
Por primera vez en mi vida me siento bien y eso es algo que agradezco infinitamente, doy gracias a Dios de haber sido finalmente diagnosticado con certeza y que finalmente talvez por primera vez en mi vida estoy viendo la luz y estoy empezando a restaurar la fe y la esperanza en mí mismo y en lo que puedo lograr y eso es algo que nada puede cambiar.
Los que se van después de haber leído esto les pido perdón y en verdad lo siento mucho y si algún día cambian de opinión y deciden volver las puertas aquí estarán siempre abiertas. Los que deciden seguir y quedarse en este rinconcito virtual, les doy las gracias por todo y por su incondicional apoyo. Tienen un lugar muy especial en mi corazón y eso nunca va a cambiar.
Luz y fuerza a todos uds. hermanos y hermanas.
Los quiere.
Miguel Ángel.